En busca de Cassandra by Lisa Kleypas

autor:Lisa Kleypas [Kleypas, Lisa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-02-18T00:00:00+00:00

La malicia que destilaba el artículo lo sorprendió. Era un asesinato público. Jamás había visto ni oído que se hubiera cometido semejante tropelía con una muchacha inocente. En caso de que esa fuera la venganza de lord Lambert por el rechazo que había recibido, resultaba tan desproporcionada que ponía su cordura en tela de juicio. Y una vez que el rumor se había extendido hasta hacerse de dominio público, las damas de la sociedad recogerían el testigo, y era de todos sabido que no solían demostrar piedad por sus congéneres.

Antes de que la semana llegara a su fin, Cassandra estaría condenada al ostracismo.

—¿Cómo es posible que el editor haya accedido a publicar esto? —quiso saber Tom, que le devolvió el periódico al vizconde con brusquedad—. Es un maldito libelo.

—Sin duda lo hace con el convencimiento de que la familia de Cassandra no querrá someterla a la tortura de una denuncia por difamación. Además, es posible que el tal «Anónimo» tenga cierta influencia sobre él o sobre el dueño del periódico.

—Descubriré quién es el autor de la columna —dijo Tom.

—No —replicó lord St. Vincent al instante—. No interfieras en este asunto. Les diré a los Ravenel que te has ofrecido para ayudar. Estoy seguro de que te lo agradecerán. Pero es la familia quien debe decidir cómo manejar la situación.

El portero llegó en ese momento con el abrigo del vizconde y lo ayudó a ponérselo, mientras Tom se sumía en un reflexivo silencio.

No soportaba quedarse al margen y de brazos cruzados. Algo en su interior se había liberado de la jaula donde estaba encerrado y no se apaciguaría hasta que el mundo hubiera recibido su castigo por haberle hecho daño a Cassandra.

Al pensar en lo que debía de estar sufriendo, en lo asustada, furiosa y dolida que debía de estar…, experimentó una sensación desconocida y terrible que le retorció las entrañas. Quería a Cassandra entre sus brazos. Quería protegerla de toda esa espantosa inmundicia.

Salvo que no podía hacer nada en lo que a ella se refería.

—No intervendré —prometió a regañadientes—. Pero quiero su palabra de que me informará en caso de que haya algo que yo pueda hacer. Por más insignificante que sea.

—La tienes.

—¿Va a ver a la familia ahora?

—Sí, voy en busca de mi esposa y la llevaré a Ravenel House. Querrá estar con Cassandra. —St. Vincent parecía enfadado y al mismo tiempo exhausto—. Pobre muchacha. Nunca ha sido un secreto que lo que Cassandra desea por encima de todo es una vida convencional. Pero con unas cuantas palabras maliciosas, Lambert ha destrozado cualquier oportunidad que tuviera de conseguirla.

—No cuando el rumor que ha puesto en circulación es una mentira sin fundamento.

El vizconde esbozó una sonrisa irónica.

—Severin, no se puede silenciar un rumor de esa forma. Cuantos más hechos se añadan a una mentira, más gente insistirá en creerla.

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